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EL ESPOSO:

«Yo les ruego, oh hijas de Jerusalén(A),
Por las gacelas o por las ciervas(B) del campo,
Que no levanten ni despierten a mi amor
Hasta que quiera(C)».

LA ESPOSA:

«¡Una voz! ¡Mi amado!
¡Miren, él viene,
Saltando por los montes(D),
Brincando por los collados!
Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo(E).
¡Miren, se detiene detrás de nuestro muro,
Mirando por las ventanas,
Espiando por las celosías(F)!

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